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lunes, 26 de julio de 2010

Fuerte retroceso del poder de compra de pobres y jubilados.

La inflación de sólo 6 meses redujo entre 11 y 17% su capacidad para adquirir alimentos.

Los pobres y los jubilados -que en su mayor parte reciben bajos ingresos y los vuelcan a comprar productos básicos- fueron los más perjudicados por la inflación que se acumuló en el primer semestre del año. Según mediciones de centros de estudios privados, los alimentos que cubren las necesidades elementales se encarecieron un 20% entre enero y junio; registraron así una inflación superior a la del índice que considera la totalidad de los bienes y servicios. En el mismo período, los planes de ingresos sociales, como la asignación por hijo, no recibieron ningún ajuste, en tanto que los jubilados -tanto los del haber mínimo como los que reciben otro nivel de ingresos- tuvieron una suba del 8,21 por ciento.

Como resultado del avance de los precios de los bienes más necesarios, los haberes de los jubilados y pensionados alcanzan para comprar un 11% menos (o el 89%, dicho en otros términos) de lo que permitían adquirir en diciembre de 2009. Así, el alza que determinó la fórmula de movilidad jubilatoria diseñada por el Gobierno no logró mantener el valor de los ingresos. Ese valor, por otra parte, ya estaba deteriorado para gran parte de los pasivos -hasta en un 40%- antes de que comenzara a aplicarse, en marzo de 2009, el mecanismo automático de subas. 

Quienes acceden a la asignación social por hijo de $ 180 -de los cuales se reciben en forma mensual $ 144 y los $ 36 restantes llegan contra la presentación de certificados de escolaridad y salud- tienen un poder adquisitivo un 17% más bajo que en diciembre de 2009. En otras palabras: antes y ahora estas personas reciben $ 144 por niño, pero si antes adquirían productos por igual monto, esa canasta vale ahora $ 173, y, entonces, pueden comprar el 83% y no la totalidad de los bienes. 

Según un informe de SEL Consultores, en el primer semestre el costo de la canasta básica de alimentos creció un 21,5 por ciento. Para Ecolatina, en tanto, el índice fue del 19,1 por ciento. En ambos casos, los valores prácticamente duplican el admitido por el Gobierno, que con datos del muy cuestionado Indec, sostiene que el alza fue del 11,4 por ciento.
Los datos de inflación estimados por las consultoras privadas suelen ser atacados públicamente por funcionarios oficiales, pero lo cierto es que esos datos son los que tienen en cuenta los sindicatos, incluso los adherentes al kirchnerismo, para reclamar mejoras salariales. Y los reclamos desembocan en acuerdos -homologados por el Gobierno- con subas justamente similares a los índices de inflación de fuentes privadas no oficiales.
El informe de SEL, la consultora que dirige el economista Ernesto Kritz, sostiene que los precios de una canasta de alimentos básicos para un matrimonio de personas de más de 60 años subió desde principios de año más de un 21%, con lo cual, mientras que en diciembre el haber mínimo alcanzaba para comprar 2,17 canastas alimentarias, en junio ese índice cayó a 1,93. 

"Los jubilados, como en general los que reciben transferencias monetarias fijas o de actualización no automática o inferior a la inflación, dependen ahora más de otras fuentes de ingresos, como la ayuda de familiares, seguir trabajando o el uso de ahorros previos", señaló Kritz. 

Valor licuado
 
Según el economista, en el caso de un hogar con tres hijos menores, con acceso a la asignación a la niñez, los $ 432 percibidos alcanzaban, cuando se lanzó el plan, para cubrir la mitad del costo de la canasta básica de alimentos para el hogar. Ahora cubre el 40%, por la licuación de los montos que provoca la inflación. 

El estudio de Ecolatina relata el mismo deterioro, en otros términos. Los economistas advierten que una familia integrada por un matrimonio joven y dos niños necesita, respecto de seis meses atrás, $ 288 más por mes para cubrir el costo de los alimentos y otros productos básicos, que definen el umbral de la pobreza. Ese monto equivale a dos asignaciones por hijo. 

La consultora estima que el 31,4% de la población es pobre, porque a sus hogares no llegan los ingresos necesarios para acceder a bienes básicos. Es un índice similar al del primer semestre de 2009, con lo cual se concluye que si bien el pago por hijo mejoró la situación de muchas familias, no logró sacarlas de la pobreza.