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lunes, 13 de diciembre de 2010

Panorama económico mundial - Diciembre 2010


Buenas perspectivas para la economía argentina en el largo plazo

Si bien es posible que la Argentina experimente cierta desaceleración de la actividad en el corto plazo, esperamos que, en los próximos 9 meses, la economía funcione sin sobresaltos. Así, es probable que crezca por encima del 7% este año y que el PIB evidencie un alza del 3% en 2011.
Adicionalmente, en el largo plazo, las posibilidades de crecimiento que enfrenta la economía son excelentes, gracias a la fuerza que están ganando los mercados emergentes y a la creciente demanda mundial de nuestros productos; además el financiamiento internacional se mantendrá barato, debido a las políticas de los países desarrollados. Sin embargo, en el mediano plazo la economía deberá sufrir un rebalanceo para reducir el peso del gasto público y alinear las tarifas energéticas, en medio de un escenario político todavía poco claro.

Las buenas condiciones económicas mundiales, que impulsan favorablemente a nuestra economía, continuarán por los próximos 6 a 9 meses. El crecimiento en 2010 sería de 7,4%, el superávit comercial de este año superaría los US$ 12.000 millones y el consumo está aumentando mucho, especialmente en electrodomésticos y autos. En el tercer trimestre, la venta de electrodomésticos creció un 28%, y la de autos, un 30% anual. De la misma manera, la demanda de maquinaria y equipo, sobre todo la derivada del agro, está creciendo también, mejorando la situación de varias ciudades del interior del país, productoras de estos equipos. Así, la venta de cosechadoras durante la primera mitad del año creció al 46% anual, y la de tractores, un 53%.

Este escenario positivo desde el punto de vista de la actividad económica presenta también algunos aspectos preocupantes, como el gran gasto público (que este año tocó un récord de US$ 160.000 millones) y la inflación alta (que en los últimos 12 meses superó el 25% anual), que deberán ser resueltos en el mediano plazo para poder encauzar al país en un sendero de expansión para la próxima década. En el período 2012-2020 se espera un crecimiento extraordinario de nuestra economía, al menos potencialmente. Los términos del intercambio, en promedio, se van a mantener altos o incluso podrían ser más altos que los que hemos gozado en los últimos años.

La economía, una vez corregidos los desvíos que presenta actualmente, tendrá un gran impulso hacia la inversión, la que estimativamente llegaría al 25% del PIB, cifra sólo alcanzada circunstancialmente en el pasado. Si se verificara una orientación de menor interferencia estatal en los mercados, la inversión en petróleo, gas y energía podría alcanzar los US$ 10.000 millones por año, sólo en este sector. Es sabido que sin inversión en energía no se puede crecer en forma sustentable. El PIB en 2020, medido en moneda actual, podría alcanzar los US$ 700.000 millones, contra los US$ 330.000 de 2010, es decir crecería más del 100 % en esta futura década.

De esta forma, las expectativas indican que la economía argentina enfrentará más oportunidades que amenazas en el largo plazo. Pero, para poder aprovecharlas, la estructura económica debe reordenarse antes. Lo que hay que reacomodar incluye las tarifas de luz, gas, teléfono, agua, combustibles, subtes, trenes, colectivos, el exceso de gasto público y de impuestos distorsivos, levantar definitivamente el default de 2002, encontrar una inserción en las relaciones internacionales más conveniente para la Argentina, y terminar con la inflación.

Este período, que va desde mediados de 2011 a mediados de 2012, es el más difícil de pronosticar, pues pueden tomarse diversas alternativas para corregir los desvíos que se han acumulado desde 2002 y que ya no pueden mantenerse más, aunque las correcciones puedan ser impopulares.

Estimamos que para 2012 el proceso de rebalanceo tendrá explícitamente definido un sendero de corrección y la Argentina estará preparada para un crecimiento formidable durante la segunda década del siglo XXI. El presidente que asuma en 2011, con poco que haga para reordenar la economía, tendrá mucho éxito y podría ser considerado un gran estadista y pasar a la historia por sus logros. Con este probable crecimiento, el desempleo y la pobreza se podrían reducir a su mínima expresión.